HOMENAJE AL POETA ARGENTINO JOSE PEDRONI
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Con la esperanza cotidiana

CON LA ESPERANZA COTIDIANA

Prólogo para el disco “Don José Esperanza"
Con textos de José Pedroni; voz de Héctor Tealdi y música de Coco Domínguez


Se trata de José Pedroni.
Precisamente uno de los poetas más importantes y con mayor vigencia en Latinoamérica durante los últimos cincuenta años.
Se trata de José Pedroni.
Precisamente el poeta que la reacción trató, infructuosamente, de ocultar a los ojos del pueblo, en una suerte de escamoteo continental.
La cosa es simple: José Pedroni, con la ternura adentro, constituía la subversión del corazón vital; del corazón que come o no come, pero siempre está entero; del corazón que asume sus actitudes; del corazón que se duele y se conduele junto a los semejantes, dentro de los semejantes.
Y, repito, la cosa es simple. Se trata de una total y verdadera toma de conciencia. Uno está aquí, nosotros estamos aquí. Lo sabemos. Alguna vez la poesía dijo, con referencia a los latinoamericanos, que “estamos aprendiendo. / Nos hemos descubierto y nos vemos hermosos y constantes. / ¿Para qué nos circundan con interrogatorios?”.
José Pedroni circuló por la vida como un elemento cotidiano. Él quería ser cotidiano. Su genio le indicó que el cotidiano es el hermano fundamental y cierto. Así, como cotidiano y necesario es el pan; como cotidiano es el trabajo, la construcción de un país, la justicia, la historia de ternura en tantas vidas. Así, como cotidiana es la compulsión, la represión, los ocultamientos, las estafas, pero también la lucha, la revolución, la victoria.
Héctor Tealdi entonces, un día, asumió la toma de conciencia de representar, precisamente, la conciencia popular del país. Y tomó a José Pedroni desde su auto-palabra precisando el propio nacimiento, el padre al sol, la madre solariega, la fraternidad del nacimiento de todo un pueblo: una esperanza en Esperanza.
Sumó las cosas, Pedroni enumerando. Asumió al nombrador, al que bautiza el nacimiento del nuevo día. Y se encontró, estoy seguro, con que, al final, el Pedroni cotidiano, particular y circunscripto, trascendía poco a poco hacia una dimensión comunal, provinciana luego, nacional, continental después y, definitivamente, delineando el futuro de la humanidad.
Todo porque se trata simplemente, de “Don José Esperanza”, una esperanza que es capaz de colocar una bicicleta entre los vientos del mundo.
Y José Pedroni, después de su muerte, tiene al fin un principio de justicia, una suerte de suerte: se llama Héctor Tealdi en el armado y expresión de la cantata y Coco Domínguez Tealdi en la excelente y clara musicalización de la obra. Pedroni, si no estuviera viajando por los siglos y la gloria, estaría emocionado. Él, tan familiar, tan cotidiano, tan de clan, de tribu, de la vida, resulta organizado, musicalizado, cantado, por una labor familiar, cotidiana, de clan, de tribu, de vida.
Y ahora, después de escuchar esta cantata, una de las obras integrales más auténticas e importantes del cancionero nacional, me quedo, nos quedamos, pensando que “quiero soñar con el país adentro / o morir con la mitad de una canción afuera. / Pero que todo pase aquí, / entre mi gente”.
Se trata de José Pedroni.

 
Hamlet Lima Quintana(*)
 
(*) Hamlet Lima Quintana (nacido el 15 de septiembre de 1923 en Morón, provincia de Buenos Aires y fallecido el 21 de febrero de 2002 en Buenos Aires). Poeta argentino, autor de más de cuatrocientas canciones entre ellas la popular "Zamba para no morir".

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POETA  
  Yo fui niño una vez,
pero hace mucho.
Me dormía enroscado en la vereda.
Hay una voz que todavía escucho.
Hubo una mariposa. Era de seda.

Debió pisarme
alguna vez un hombre.
Debió mirarme una mujer dolida.
Yo no me acuerdo.
No tenía nombre.
Era, me acuerdo,
como liebre herida.

Enamorada de mi sangre sola
que se dormía al sol
en cualquier trigo,
la mariposa entraba en mi corola.

Yo no sé lo que ella hizo conmigo;
pero ella iba detrás de mi amapola,
ella y la voz que me llamaba amigo.

José Pedroni - 1961
 
SITUACIÓN  
  Paloma, espiga y ancla,
a 31 grados y 25 minutos
de latitud Sur
-línea del río y la calandria-
y 60 grados y 56 minutos
de longitud,
está mi tierra: Esperanza.

Es un pequeño punto palpitante
hacia el norte del mapa;
boya del trigo verde
corazón de la pampa.

José Pedroni - 1956
 
PLOMADA  
  Cuelga de un hilo de pescar la pesa
y es un pequeño mundo,
suspendido.
Un ángel invisible la sostiene.
Señala el centro de la tierra,
herido.

Sigue su vertical,
hombre constante,
y llegarás a Dios,
hombre afligido.

José Pedroni - 1963
 
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