La nieve casta su perdón desmiga
sobre la obscura ancianidad del suelo.
Cuando la tierra ya no puede, amiga.
Calladamente se deshoja el cielo.
Así el espino, y el parral, y el banco
visten la gracia de este nuevo adorno.
El haz de leña es un osito blanco
y es una choza de esquimal el horno.
Fija en la mía tu mirada pura,
pues dan mis ojos a un paisaje interno,
y mira como nieva tu ternura
sobre mi triste corazón de invierno.