HOMENAJE AL POETA ARGENTINO JOSE PEDRONI
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Romance de la nina de los ojos dispares

Romance de la niña de los ojos dispares

1
 
En uno toda la noche
y el otro todo el mar,
porque el negro con el verde
no se quisieron mezclar.

 
Somos _porque soy poeta_
rarezas de la ciudad.

 
Nació en una luna llena,
doscientas lunas atrás:
(con lo que quiero decir
que hoy tiene quince no más).
 
 
Cuando recién nacidita
me la dieron a besar
_la madre cuenta a la madres
en rueda de navidad_,
junto al papel de su cara
me puse triste a llorar:
¡en uno toda la noche
y el otro todo el mar!

 
“¡Qué error en ti, pequeñita!
¡Quien, pequeña, te amará!”

 
Creció la niña lo mismo
que aumenta la luz lunar
cuando la sombra del pino
se estira cada vez más
y el hombre no alcanza a ver
las alas que oye pasar;
y así llególe la hora
de jugar y de jugar:
“¡Ninguna de mis muñecas
tiene mis ojos, mamá!”
¡Y sonreía contando
su propia disparidad!
 
 
Creció la niña lo mismo
que aumenta la claridad
cuando el cielo se decanta
al silbido del zorzal
y el pino empieza a absorber
su sombra echada en el mar:
y un día, como el almendro,
amaneció para amar;
fuése corriendo al espejo
con una duda mortal:
¡Sus ojos llenos de lágrimas
no se dejaron mirar!
 
 
Rendida sobre su brazo,
como en el verso de Edgar, (1)
la niña dijo sin llanto
lo que el cuervo ¡Nunca más!

 
“¡Qué amadores tiene el mundo
para una rareza tal!
¡Qué amadores que al mirarme
no quieran mirarme ya!”
 
 
“¡Nunca más!”, cuando tejía;
no tejiendo, “¡Nunca más!”

 
Y una neblina de pena
fue cayendo en la ciudad.
 
 
2
 
Niña, levanta la cara;
niña, siéntate a esperar,
que es con la noche ya entrada
que tu amador llegará,
cuando cien pares de luces
veloces vienen y van
por la calle de tu casa
que parte en dos la ciudad.
Niña, levanta la cara;
niña, siéntate al umbral,
en tu falda un libro abierto
_“María” de Jorge Isaacs_, (2)
que ya por ti junto al río
él paróse a preguntar
y desde el río gritáronle:
_Caballero, más allá;
cerca de aquellas dos luces
(los ojos de la ciudad)
que desde la alta iglesia
miran fijos hacia acá.

 
Niña, levanta la cara;
niña, que no llores más,
pues no es el de noche negra
ni el otro de agua de mar,
sino tu propia vergüenza
lo que le enamorará.
 
3
 
Profecía de poeta
cumpliérase una vez más:
ya se abren todas las puertas,
ya la neblina se va,
ya están de moda los ojos
de diferente mirar,
ya la niña tiene novio,
ya pronto se va a casar,
ya duerme su última noche
ya no duerme por pensar,
ya es menos que una muñeca,
ya la visten como tal,
ya llega pálida al templo,
ya está delante el altar,
ya la marcha del armonio
resuena: ¡casada está!;
ya sale entre los curiosos;
ya me ve, ya quiere hablar:
¡En sus ojos desiguales
hermosa lágrima igual!



 
(1) Edgar Allan Poe: (Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809 – Baltimore, Estados Unidos, 7 de octubre de 1849) fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. José Pedroni lo cita en relación al poema "El cuervo" de Poe escrito en 1845. (N del E)
(2) Jorge Isaacs: (Cali, 1837 - Ibagué, 1895) Escritor y novelista colombiano. En mayo de 1867 apareció en Bogotá su obra cumbre, María, novela que alcanzó un éxito inmediato, hasta el punto de alcanzar más de veinte ediciones a lo largo del siglo XIX. Los críticos literarios la han reconocido como la mejor novela romántica de América Latina, y le ha merecido a su autor el lugar que en la historia literaria corresponde a los clásicos universales. (N del E)
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POETA  
  Yo fui niño una vez,
pero hace mucho.
Me dormía enroscado en la vereda.
Hay una voz que todavía escucho.
Hubo una mariposa. Era de seda.

Debió pisarme
alguna vez un hombre.
Debió mirarme una mujer dolida.
Yo no me acuerdo.
No tenía nombre.
Era, me acuerdo,
como liebre herida.

Enamorada de mi sangre sola
que se dormía al sol
en cualquier trigo,
la mariposa entraba en mi corola.

Yo no sé lo que ella hizo conmigo;
pero ella iba detrás de mi amapola,
ella y la voz que me llamaba amigo.

José Pedroni - 1961
 
SITUACIÓN  
  Paloma, espiga y ancla,
a 31 grados y 25 minutos
de latitud Sur
-línea del río y la calandria-
y 60 grados y 56 minutos
de longitud,
está mi tierra: Esperanza.

Es un pequeño punto palpitante
hacia el norte del mapa;
boya del trigo verde
corazón de la pampa.

José Pedroni - 1956
 
PLOMADA  
  Cuelga de un hilo de pescar la pesa
y es un pequeño mundo,
suspendido.
Un ángel invisible la sostiene.
Señala el centro de la tierra,
herido.

Sigue su vertical,
hombre constante,
y llegarás a Dios,
hombre afligido.

José Pedroni - 1963
 
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