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Oficina: Versos a la maquina de escribir |
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Oficina
Versos a la máquina de escribir
1
Me bastó encontrarte
un día cualquiera,
para comprarte.
La luz de la vidriera
nada tuvo que ver.
Me detuvo tu nombre,
tu nombre de mujer,
grato a mi corazón de hombre.
¡Mercedes! (*)
No era de carne y hueso
aquella novia mía.
Recibía mi beso
y mi palabra: _¡hermana!_;
pero no respondía.
Está muerta en el libro de lectura
de mi niñez lejana.
Mercedes:
sobre tu nombre cae
la luz de la ventana.
2
En tu teclado están todas las palabras
del mundo;
las dulces, las amargas.
Están todos los nombres
de las mujeres amadas:
Helena, Beatriz,
Raquel, Julieta, Laura. . .
Esperan que las llamen,
en un fondo de agua.
También está la palabra muerte,
que es mejor no formarla,
sino para decir
lo mucho que se ama.
3
Un día entre tus teclas,
se me cayó una lágrima.
Tenía veinte años
y escribía una carta.
Quise mirarte adentro:
¡qué de pequeñas ramas!
4
¡Qué lindas las lunas del paréntesis
en tu renglón más alto!
Ponen entre los números odiosos
una nota de encanto.
Lo mismo digo del acento:
bichito de luz
sin el cual no está ella
en la palabra tú.
5
La cinta colorada
dice de tu rubor.
El timbre es el lugar
donde vive tu voz.
6
Mercedes: tú eres digna
de algo más que estos versos.
Hemos escrito tantos,
que deseamos no hacerlos.
Una flor diferente cada día
es lo que yo te ofrezco.
(*) Mercedes: Marca comercial de la firma Daimler-Benz para sus máquinas de escribir y bicicletas fábricadas durante la década de 1920 a efectos de diversificar la actividad automotriz que se veía afectada por una crisis inflacionaria. (N del E)
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POETA |
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Yo fui niño una vez,
pero hace mucho.
Me dormía enroscado en la vereda.
Hay una voz que todavía escucho.
Hubo una mariposa. Era de seda.
Debió pisarme
alguna vez un hombre.
Debió mirarme una mujer dolida.
Yo no me acuerdo.
No tenía nombre.
Era, me acuerdo,
como liebre herida.
Enamorada de mi sangre sola
que se dormía al sol
en cualquier trigo,
la mariposa entraba en mi corola.
Yo no sé lo que ella hizo conmigo;
pero ella iba detrás de mi amapola,
ella y la voz que me llamaba amigo.
José Pedroni - 1961 |
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SITUACIÓN |
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Paloma, espiga y ancla,
a 31 grados y 25 minutos
de latitud Sur
-línea del río y la calandria-
y 60 grados y 56 minutos
de longitud,
está mi tierra: Esperanza.
Es un pequeño punto palpitante
hacia el norte del mapa;
boya del trigo verde
corazón de la pampa.
José Pedroni - 1956 |
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PLOMADA |
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Cuelga de un hilo de pescar la pesa
y es un pequeño mundo,
suspendido.
Un ángel invisible la sostiene.
Señala el centro de la tierra,
herido.
Sigue su vertical,
hombre constante,
y llegarás a Dios,
hombre afligido.
José Pedroni - 1963 |
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