Largo camino andado que lleva a la oficina
ya espera con un lago de sombra en cada esquina.
Trigo de la abundancia derramado en el suelo,
ha dejado, esta tarde, sin pájaros el cielo.
Plumerillos de cardo se han desprendido y yerran.
Quedan algunas flores que se abren y cierran.
Como todos los años, en el último mes,
vienen por su limosna Sor Juana y Sor Inés.
Así las llamo yo desde la vez primera,
para nombrar a todas de la misma manera.
Lo cual no es un pecado, porque Dios sabe bien
que todas se parecen. Las palomas también.
Hablo de las palomas que en las rosadas tejas
como hermanas menores esperan en parejas.
Hablo de las palomas más pequeñas aún:
verdaderas monjitas con su traje común.
También vendrán a vernos las dos muchachas rubias,
día más, día menos, como llegan las lluvias.
Vendrán con alcancías de cartón, a cambiar
la plata de su risa por la plata vulgar.
Y vendrá el misionero con traje de soldado,
y el vendedor de pájaros: todo el bosque enjaulado.
Y con sus malos versos, genial y vagabundo,
el andarín de barbas que da la vuelta al mundo.
Mendicantes, romeros, embaidores, gitanos. . . (1) (2) (3)
¡Bendito seas trigo, que nos llenas las manos!
Tú nos permites dar y recibir consuelo;
comprar todos los pájaros; devolverlos al cielo.
(1) Mendicantes: Mendigos. (N del E)
(2) Romeros: Peregrinos por devoción. (N del E)
(3) Embaidores: Charlatanes, embaucadores, estafadores. (N del E)