Los muebles del viejo Stura
Al día siguiente, 26, a mediados de la tarde, como
culminación de ese movimiento, alrededor de 700
personas se dirigieron al campo del desalojado y
volvieron a reinstalar los muebles y demás efectos
de Stura, que habían quedado en un camino vecinal. . .
“El Lanzamiento de un Colono. . .”
“La Capital” (Rosario), 2/12/1956
Luces y gallos y la voz del hombre
reciben el domingo.
Todos los días son iguales
donde florece el lino.
Venid a ver las tres de la mañana
del campo labrantío.
Venid a ver las estrellas
que aquí y allá han caído,
Donde las vacas están dando
su leche para los niños.
Oíd el despertar de los tractores
que son los tanques del trigo.
Vuelvo de ver los muebles del viejo Stura
tirados en el camino.
Mi compañero de viaje
me dice versos de Virgilio. (1)
Sabe que el taciturno de Mantua
estuvo de parte de los desvalidos:
“¿Para esto mis campos he plantado?” (2)
“¡Idos lejos de aquí: todo esto es mío!” (3)
Después dice “El embargo” (4)
de nuestro tiempo niño.
Después “Viento del pueblo” (5)
de los tiempos del pobre Federico, (6)
muerto sin culpa, arrodillado,
él y su ángel sorprendido.
Yo, sobre el corazón
reclinado el estío,
miro el campo que gira, las estrellas.
Me digo:
Échate, hombre, junto al río.
Come en silencio tu pan grande.
Bebe solo tu vino.
No vayas a ver muebles y herramientas
tirados en los caminos.
Ahí estaba la cama de los nacimientos;
ahí la mesa de desnudo pino;
ahí el cuadro de la Virgen
con su ramo seco, de olivo;
ahí el espejo
reflejando el trigo.
Eran las cosas de mi madre
llena de días y de hijos.
Todo era igual que una mujer desnuda
arrojada al camino.
El viejo Stura me miraba
como a quien vuelve arrepentido.
Era mi padre en medio de la calle
con todos sus martillos.
(Cómo se parecen
todos los padres campesinos,
con sus brazos quebrados,
con sus bigotes de filtrar el vino).
Tenía un eclipse de luna
en los ojos sin brillo
y la mano en el pecho
como tapando un tiro.
De repente un reloj
que estaba allí, escondido,
empezó a dar las horas
para la gente del camino.
Eran quinientos hombres y un reloj
junto a un mar amarillo.
Una. . . dos. . . tres. . . cuatro. . .
De doce puñaladas vuelvo herido.
Mi compañero de viaje
me dice versos de Virgilio
(La noche es blanca y tiene
su liebre muerta en el camino):
“¿Para esto mis campos he plantado?”
“¡Idos lejos de aquí: todo esto es mío!”
Dice:
Levantaos, ¡eh, amigos!
Venid a ver las tres de la mañana
del campo labrantío.
Un gallo, y otro, y otro,
cazan estrellas con los picos.
Venid a ver las estrellas
caídas en el trigo.
Mirad cómo las vacas están dando
su leche para los niños;
cómo gira por agua para todos
la flor de los molinos.
1957
(1) Virgilio: Poeta Romano nacido cerca de Mantua el 15 de octubre de 70 a c y fallecido en Brindisi el 21 de setiembre de 19 a c, autor de la Eneida, las Églogas (o Bucólicas) y las Geórgicas. (N del E)
(2) Égloga I de Virgilio. (N del E)
(3) Égloga IX de Virgilio. (N del E)
(4) El Embargo: Poema de José María Gabriel y Galán (Poeta español, 1870-1905). (N del E)
(5) Viento del pueblo: Poema emblemático de Miguel Hernández (Poeta español, 1910 – 1942). Por sus comprometidas obras y por republicano, fue perseguido por el franquismo muriendo en prisión de tuberculosis. (N del E)
(6) Federico García Lorca: Escritor español contemporáneo de Miguel Hernández. Famoso poeta, dramaturgo y prosista, nació en Vaqueros (Granada) el 5 de junio de 1898 y murió fusilado durante el régimen franquista por republicano y homosexual el 19 de agosto de 1936, siendo enterrado en una fosa anónima entre Viznar y Alfacar (Granada). (N del E)