¡Que bien se está a tu lado, máquina de vapor!
Aire de horno de pan reina a tu alrededor.
_Junto a la bestia echada se calienta el pastor_
me está diciendo el viento en su noche peor.
Tu sala es espaciosa como sala de rey.
En su centro plantada, con la fuerza por ley,
haces andar la fábrica, que es tu obediente grey.
Pero de noche eres mi compañero, el buey.
Cuánto soñé en mi infancia con ser tu maquinista!
Admiraba tu línea de león en la pista.
Volante velocísimo me encantaba la vista.
Regulador de bolas era tu equilibrista.
Ahora, aquí me tienes: lo que soñé no ha sido.
Mis días se trocaron en noches sin sentido.
Soy el hombre que llega cuando todos se han ido.
A través del silencio soy el hombre perdido.
Como la liebre, duermo con el sol levantado.
Mi nombre, por las gentes ya no es pronunciado.
No saben que de noche soy por ti calentado.
Nada saben de mí; todos me han olvidado.
¡Máquina de vapor, qué solo me he quedado!