El caballero del camino (*)
El caballero del camino,
El de Junín, ha muerto.
Vino a morir a mi provincia.
Atravesó mi pueblo.
Iba tan rápido a su fin,
que nadie pudo verlo.
La voz de mi saludo -¡Libertad!-
me la quitó con viento.
Allí estaban los hombres, las mujeres,
junto al camino recto;
los niños en los árboles
y el avión en el cielo.
El pasó con su ráfaga a morir,
con muertas mariposas en el pecho.
La luz de tu sonrisa
se te apagó sin verlo.
Cuando alzaste los brazos para él,
ya estaba lejos, lejos.
Te dejó un remolino en el vestido
y una hoja en el pelo.
El zumbido perdióse hacia mi río.
Era como un lamento.
El río suele amanecer con ángel.
Pensé que el ángel fuera a detenerlo.
No digamos su nombre deshojado.
su nombre ya no es nuestro.
En el lugar donde dejó la sangre,
flores le pone el pueblo,
amarillas y blancas,
que duran un momento,
atadas con un hilo de retama;
todo del mismo suelo.
El caballero de Junín
ya tiene monumento.
(*) Eusebio Marcilla (n. Junín, provincia de Buenos Aires, Argentina, 16 de julio de 1914 – m. Recreo, provincia de Santa Fe, Argentina, 14 de marzo de 1953) fue un piloto argentino de automovilismo. Murió en un accidente durante una carrera (Cruce de rutas Nac. 11 y Pcial. 70 – Recreo, Santa Fe). Debido a muestras de altruismo, incluso cuando estaba en juego su posición en la carrera, como el rescate a los hermanos Gálvez en 1940 o el de Juan Manuel Fangio en 1948 durante la Carrera Buenos Aires-Caracas (el Gran Premio América del Sur), donde llegó en el segundo puesto por haber preferido detenerse a rescatar a su compañero, se lo conoce como "El Caballero del Camino". (N del E)
►Escuchar este poema recitado por Jorge Cafrune