Federico por la voz de San Mateo (1)
Considerad los lirios de los campos.
Como los lirios fui.
Amado de la luna, ella se había
compadecido en mí.
En mi faja ni plata ni dinero.
Mi pan lo compartí.
Hombres que me disteis muerte,
nunca os conocí.
Si pecasteis matándome,
no pecasteis contra mí;
pecasteis contra el canto que traía
y que no dí.
Salar la tierra era mi gusto,
aquí y allí.
La iba salando de este modo:
Yo nada tengo contra ti.
“Apareja tu surco para el canto.
Soy el que da de sí.
Vengo a salar la tierra solamente,
para ti, para mí”.
“La paz sea en la casa”.
Si no era buena, sacudí
el polvo de mis pies.
Eso dije, eso fui.
Porque después del verso que llenaba
mi boca de benjuí, (2)
mi hablar se hacía de palabras sueltas:
no, no; si, si.
Con todo, me entregasteis ¿Cuál mi culpa
para que fuera así?
A la cuarta vigilia de la noche
vinieron por mí.
Los pasos eran sordos en la tierra;
el cielo, de neblí. (3)
¡Ay, mi lenta agonía de paloma;
ay, de mí!
Latía mi luciérnaga en la espera
su “aquí-aquí”.
No la pude apagar mientras venían.
Abrí.
Muerto sobre mi rostro me dejasteis
para echar suertes entre sí.
Ahora clamaís: _¡Valedme!_
Yo nunca os conocí.
La luna está levando sobre el monte.
He vuelto allí.
Ha colgado una estrella de la luna
aquel niño que fui.
(1) Refierese el poeta a Federico García Lorca, Escritor español contemporáneo de Miguel Hernández. Famoso poeta, dramaturgo y prosista, nació en Vaqueros (Granada) el 5 de junio de 1898 y murió fusilado durante el régimen franquista por republicano y homosexual el 19 de agosto de 1936, siendo enterrado en una fosa anónima entre Viznar y Alfacar (Granada). (N del E)
(2) Benjuí: Resina aromática vegetal. (N del E)
(3) Neblí: Ave de rapiña originaria de Europa. (N del E)