Mater
1
A veces vuelvo a ti.
Es cuando pierdo el mundo.
Vuelvo sobre mis pasos, como el ciervo,
a tu valle profundo.
Ha tiempo que te has ido.
Pero yo vuelvo. Estoy volviendo.
En tu silla vacía, para un niño,
siempre te hallo tejiendo.
Vuelvo cada vez menos
porque es más tarde cada vez.
Con el miedo de que no me conozcas
me abrazo a tus pies.
En tu regazo con ovillo blanco
pongo al fin mi cabeza.
Qué lejos está todo:
mi niñez, tu tristeza.
Oh, madre del buen sueño.
Oh, gran señora del amor,
en un trono de silla de tejer,
sola, sin resplandor.
Por tu hilo regreso a tu silencio.
Yo sólo valgo tu dolor.
2
A veces vuelvo a ti.
Siempre con una herida.
Será porque eres triste, porque eres
dulce y desconocida.
Vuelvo para marcharme nuevamente
al encuentro del hombre, con mi rosa.
Mi rosa es blanca
por tu tristeza poderosa.
Porque tus ojos me lo mandan: corre;
con tu palabra: hermano,
el mensajero soy de tu esperanza
que canta y da la mano.
Oh, dulce sierva de los niños.
Oh, dolorosa del amor,
en un trono de silla de tejer,
sola, sin resplandor.
Tomado de tu hilo voy corriendo
con mi ofrecida flor.
►Escuchar este poema recitado por José Pedroni