El dependiente (*)
Medir con las manos sobre todo el pecho,
para una mujer.
Llenar hasta el borde la copa del hombre.
mirarlo beber.
Abrir para el niño la bolsa de yerba;
con el niño oler.
Alzar el poema del arroz sin mancha;
dejarlo caer.
En la noche larga, sobre la barrica,
leer y leer.
Llorar con la vela la pena del mundo;
con la vela arder.
A la calle fresca, por la madrugada,
los pasos barrer,
y esperar el paso del hombre que vuelve;
mirarlo beber.
(*) El fracaso de la gestión en Córdoba y el contraste del sorteo de los becados por Rivadavia, echan a Sarmiento y su pobreza a los menesteres más humildes. Será dependiente de comercio en San Juan y Valparaíso, minero en Copiapó, pulpero en Pocuro. . . Trabaja, estudia y ve de cerca la vida que viene a molestarlo, a llamarlo a la realidad. “El niño inmóvil”, como el mismo se llama, en una mano tiene el libro y con la otra mide y pesa; esto es, sirve. (N del A)