La primera palabra (*)
Sea Sarmiento tu primera palabra,
después de lavarte los ojos,
por la mañana.
Sea ésa y no otra
antes de cargar tu carga.
Verás cómo Sarmiento
te ayuda a llevarla.
Porque sea cualquiera que fuese,
cargarás tu carga;
sea una piedra, una cesta de pan
o una simple tabla.
Si eres una niña,
si tienes una muñeca que habla,
despiértala con la palabra Sarmiento,
duérmela con la palabra Paula,
que el telar de la madre de San Juan
fue la cuna de la patria,
y la pluma del hijo
su gallo en la montaña.
(*) “Porque cada cual llevará su carga” (San Pablo), el poema advierte que el hombre que trabaja con las manos no debe avergonzarse por ello, y que todos han de saber llevar a cabo su tarea –sea cual fuere- con dignidad y determinación. (N del A)