¿Quién?
¿Quién puso boca arriba al desierto
para que lloviera?:
Sarmiento.
¿Quién para el hombre le quitó la tierra?:
Sarmiento.
Al ángel que pasaba, ¿quién le dijo
“quédate aquí”?:
Sarmiento.
¿Quién lo acercó con la canción del niño?:
Sarmiento.
¿Quién hacía las cosas para todos?:
Sarmiento.
¿Quién las hacía aunque quedara solo?:
Sarmiento.
¿Quién fue la ira y quién la carcajada?
¿Quién uno y ciento,
guerrero de la luz, pastor del agua?:
Sarmiento.
Bien lo llaman la espada y la paloma,
el ángel y el león;
el puño de la piedra y de la rosa;
el apedreado y el apedreador.
(*) La magia popular enseña que expuesto boca al cielo el sapo muerto obra efectos favorables sobre la lluvia esperada, y que el animal de campo cura de su mal dándole vuelta la pisada. Voluntad y sentimiento de superioridad hacen de Sarmiento un dominador de dificultades. Es la antítesis del desvalido y el prototipo del reversor osado. Derriba al monstruo y atrae el ángel. Y lo hace solo. (N del A)