La piedra en la montaña (*)
El solo la arrastró setenta años;
la subió a la montaña.
El camino que hizo con la piedra
cruza toda la patria.
Se llamaba Sarmiento nada más
y era hijo de Paula.
Ella tejía mientras él subía
aquella piedra blanca.
Allá está para siempre, para siempre,
son su eterna palabra,
porque él le puso el ángel que no duerme
para que la guardara.
Todos los niños pueden verla, todos.
Subamos a tocarla;
subamos a leer lo que está escrito
y a ver el ángel de la espada.
En la palabra libertad el ángel
tiene de fuego la mirada.
(*) Sarmiento recibe, en los Estados Unidos, una carta de Lucio v. Mansilla en que se le ofrece la candidatura a la presidencia de la República. Acepta en una breve respuesta, el 20 de Setiembre de 1867, “sin hacerse ilusiones ni entusiasmo”. “Sostengan mi debilidad –escribe- y por mi madre y por Dominguito que levantaré la piedra y la subiré sobre la montaña”. (N del A)