Dormías como un niño
que nunca estuvo triste.
Puse mi mano sobre tu corpiño,
en el lugar del corazón. Tuviste
un sobresalto extraño.
Y me acordé que un día me dijiste
con tu voz de consuelo,
en un piadoso engaño:
-Tu mano es como un ala
que va a tomar el vuelo. . .
Durmiendo, sin embargo, la sentías
como una cosa mala.
Oh, mujer;
oh, mujer que temblaste sin querer
por lo que más querías.
Tu corazón estaba allí, despierto.
-El corazón no duerme: llama, llama,
hasta que cae muerto-.
Y yo dije a tu lado:
-Algo de corazón tiene en la vida
el perro que nos ama
y que lamiéndose la pata herida,
en el umbral echado,
clava en la sombra su mirada alerta
y escucha el paso de la noche sola,
mientras sin descansar en nuestra puerta
golpea con la cola.
Tu corazón estaba allí, despierto.
Me conoció. Y entonces su latido
de palomo apresado,
bajo mi mano, que era un beso abierto,
por vez primera se quedó dormido.
Y yo dije a tu lado:
-Perro fiel he tenido
que mi puerta ha guardado
y que, al querer entrar, me ha detenido
con la mirada brava
y me ha ladrado hasta apuntar el día,
sin saber que ladraba
a lo que más quería.
Perro fiel he tenido
que me ha mordido,
y que después
se ha arrastrado a mis pies
sin un ladrido.
Quise hacer la alabanza
de tu dulce corazón de esperanza.
Y estuve siete años
con cien libros extraños,
buscado la palabra
que todo lo diría.
Para hallarla me até la abracadabra
en mi cuello de vieja hechicería,
y supe ¡oh corazón! que la palabra
nadie la conocía.
Tu corazón no es nido,
ni cáliz consagrado,
ni tesoro escondido
y encontrado
después que el mundo lo lloró perdido,
ni jaula en que aletea
mi amor -pájaro ciego-,
ni vaso de holocausto que gotea
al resplandor del fuego,
ni búcaro sonoro
en el cual, para dicha de mi oído,
se cuentan solas las monedas de oro
de la paz. . .
Tú corazón es más:
es lo que nunca ha sido.
Mi corazón en cambio, simboliza
todo lo triste y pobre
de los que no llegaron a ser buenos.
Mi corazón, amiga, es algo menos
que un caldero de cobre
caído en la ceniza.
Tu corazón es una voz que llama.
El mío es una mano que golpea.
Tu corazón se inflama.
Mi corazón humea.