1ª Carta a Luis Gudiño Kramer (1)
Esperanza, 16 de abril de 1953
Querido Gudiño:
Recibí su carta del 14 del corriente, que se compone exactamente de cuatro líneas irregulares que afectan la forma de un alambrado de corral criollo, de púa, naturalmente. Usted cada vez escribe menos, y cuando lo hace, dice tres palabras en clave –se me ocurre que para que le cobren menos−, y que se arregle el destinatario. Si va a seguir con ese procedimiento, me avisa, que voy a preparar un código privado, de frases largas, condensadas en monosílabos sin sentido; con lo cual usted podrá decirme algo cuando me escribe, sin mayor gasto de tiempo. ¿O es que se está ensañando para ministro?
Descifrado su cable, entiendo que me pregunta si ya tengo los originales para Lautaro(2). Contesto que todavía no, y que me haga el favor de decirle a aquella gente que tenga a bien esperar un poco; que se los mandaré. Me pregunta en fulminante posdata si he recibido «Propósitos». Respondo que sí, que he recibido todos los últimos números, y que en el del día 2 de abril me parecen muy buenos, entre otros, los dos artículos de Barletta(3) –que está hecho un héroe−, el que se refiere a los poetas pesimistas y amargos, que ya cantan su propio responso, y el que está dirigido al Dr. Zhitnitzky. Ambas notas son vigorosas y justas. Dan en el blanco. Además, no tienen errata alguna, lo cual permite leerlas con gusto. Se ve que los artículos de ellos los soplan bien… Nosotros, los de tierra adentro, que nos arreglemos y rasquemos como podamos. Y en cuanto a los poetas, que aprendan a escribir obscuramente. ¿Acaso en poesía no es siempre mejor lo que se adivina? Hágame el favor de decirle a Barletta que vuelva a publicar, como se lo he pedido, mi Mesa de la Paz, que es lo mejor que yo he hecho en los últimos tiempo. Cuando la dieron por primera vez, apareció como si le hubieran tirado una bomba: un pie por aquí y otro pie por allá. Son pacifistas, pero no con los poemas. ¡Le tiene rabia al verso!
Ahí va el «famoso» poema a Marcilla(4). Me conmoví al saber que la gente anónima ponía flores al pie de la columna donde el corredor se abrazó a la muerte. Era, además, el buen muchacho, un ejemplo de conducta cívica. Me informé también –no puedo asegurarlo− que se hacía alrededor de su nombre un silencio injusto. La organización radial procuraba no nombrarlo. Todo esto me consternó y me soliviantó en la emoción y la pena, y finalmente compuse esas cuatro líneas que le envío y que espero le agraden. Los muchachos de Esperanza, vecinos míos, dirigentes del Club Ciclista (¡tales son mis buenas amistades, y me siento muy feliz de tenerlas!) me pidieron el poema y los mandaron a «El Gráfico», con una carta. Allí lo mandarían al canasto. No ha aparecido hasta ahora, por lo menos. En «El Gráfico» creo que anda metido un sacerdote de apellido Vigil, amante de la paz celestial y de los pesos, y como yo soy partidario de la paz en la tierra…
¿Qué dice usted del Congreso Cultural Americano? No he visto su nombre entre los adherentes; pero siendo aquél de fines tan humanistas, descuentos que le prestará su apoyo. Dígale a Agosti(5), si lo ve, o a cualquiera de la Comisión Provisional, que aquí dimos la noticia por Radio Santa Fe y que ellos podrían hacer lo mismo, valiéndose de sus amigos, en las emisoras del interior. Yo tengo una amigo en Radio San Luis y le voy a pedir que dé la noticia. Claro que nosotros aprovechamos la Hora de Esperanza, sirviéndonos de que un esperancino integraba la representación argentina. Yo no voy a ir a Chile porque el médico me lo ha prohibido, pero estaré allí espiritualmente, como se dice.
En «La Nación» del domingo aparece un poema mío sobre Santa Fe la vieja. Se lo había mandado a Zapata(6), con quien tengo una deuda de gratitud (me defendió al muchacho cuando aquel embarramiento de tapiales en Esperanza), y Zapata me pidió que lo enviara a «La Nación». Le advertí el malestar que tenía con el diario porteño por aquel silencio con la Mesa de la Paz, pero le dije que lo complacería, pasando sobre aquel ingrato suceso. Mallea(7) me respondió días atrás, por expreso, que el poema saldría el domingo 19. Todo esto fue motivo para que yo le enviara a don Agustín una copia del poema «canasteado». Zapata me dijo textualmente: ¡Qué lástima; tan lindo el poema! Ya ve –le respondí−, y saque usted las conclusiones. A mi ver, esa gente está descaminada, etc. Conviene que la gente se vaya enterando de estos entretelones que ponen al descubierto el alma de los grandes diarios.
Estoy, en este momento, trabajando en un pequeño poema sobre Las Malvinas, que así se titula el trabajo. Me he leído un par de libros, y hasta ahora no he hecho más que una estrofa. Estoy empantanado; pero soy porfiado. Me sucedió lo mismo con el Canto al Camionero Nocturno. Tenía todo el mundo en contra. ¡Qué tema! –me decían−. Hubo quien agregó: Pero si los camioneros son unos antipáticos…
Ahí va la primera estrofa del verso malvinero.
Tiene las alas salpicadas de islotes.
Es nuestra mariposa del mar.
La patria la contempla desde la costa madre
con un dolor que no se va.
Bueno, esta larga carta es para que aprenda a escribir largamente cuando se dirija a este amigo. No me venga con cuatro gritos.
Reciba un fuerte abrazo de su amigo, y que le vaya bien por la Capital. Saludos a Doña Clorinda, míos y de Elena.
José Pedroni
(1) Gudiño Kramer, Luis: (1898-1973). Escritor argentino. Autor de Aquerenciada soledad, Tierra ajena, Señales en el viento, etc. (N del E)
(2) Lautaro: Nombre de una editorial hoy desaparecida. (N del E)
(3) Barletta, Leónidas: fue un escritor, periodista y dramaturgo argentino nacido el 30 de agosto de 1902 en Buenos Aires y muerto el 15 de marzo de 1975 en la misma ciudad. Fundó y dirigió el periódico cultural “Propósitos”. (N del E)
(4) Marcilla Eusebio:(Junín, provincia de Buenos Aires, Argentina, 16 de julio de 1914 - Paraje El Recreo, provincia de Santa Fe, Argentina, 14 de marzo de 1953) fue un piloto argentino de automovilismo. Murió en un accidente durante una carrera. Debido a muestras de altruismo, incluso cuando estaba en juego su posición en la carrera, como el rescate a los hermanos Gálvez en 1940 o el de Juan Manuel Fangio en 1948 durante la Carrera Buenos Aires-Caracas (el Gran Premio América del Sur), donde llegó en el segundo puesto por haber preferido detenerse a rescatar a su compañero, se lo conoce como "El Caballero del Camino". (N del E)
(5) Agosti Héctor: (1911 - 1984). Uno de los más destacados intelectuales argentinos. Preso durante la Década Infame, escribe en la cárcel su primer libro: El hombre prisionero. (N del E)
(6) Zapata Gollán Agustín: ( 23 de noviembre de 1895 - 11 de octubre de 1986 ) fue un historiador, periodista, xilógrafo, escritor, profesor, y arqueólogo argentino, nacido en la ciudad de Santa Fe (capital), fue el descubridor de Santa Fe la Vieja y fue director del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, iniciando las excavaciones que pusieron a la luz los vestigios de Santa Fe la Vieja. (N del E)
(7) Eduardo Mallea (14 de agosto de 1903, Bahía Blanca, Argentina - 12 de noviembre de 1982, Buenos Aires) fue un escritor y diplomático argentino. Fue durante muchos años el director del suplemento literario del diario La Nación. (N del E)