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Carta de José Portogalo |
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Carta de José Portogalo (*)
Buenos Aires, 23 de enero de 1953
Para
José Pedroni
Belgrano 2258
Esperanza (Santa Fe)
Mi querido Pedroni:
Hace mucho tiempo que deseaba escribirle, sobre todo para felicitarlo porque he tenido la oportunidad de leer algunos de sus últimos poemas en «Propósitos» y el que tan gentilmente me ha alcanzado: Canto al camionero nocturno, aparecido en «El Litoral» del 31 de diciembre de 1952, en los que una fuerte savia vivificadora le empina el tono y hace que aquella poderosa ternura suya, aquella cordialidad de su voz y aquel hondo lirismo que lo diferenciaba, tomen un orden, no distinto sino más afirmativo, más alzado contra los que atacan las hermosuras del hombre, y llenen de pájaros nuevos el cielo ya colmado de cantos de su siempre joven poesía de otros tiempos. ¡Espléndido, caro poeta! Le deseo muchos «encuentros» felices de su voz, muchas cargas luminosas de su vigilia volcada sobre los acontecimientos que nos inquietan por igual a todos nosotros.
«El camionero es joven, fuerte, valeroso./ Ama la libertad./ Tiene un amigo en el umbral del monte/ que agua y aire le da.» ¡Muchas gracias por esas grandes descargas emotivas que nos alcanza desde su Esperanza, muchas gracias!
No sé si sabe que estoy escribiendo en el diario «Noticias Gráficas» una serie de notas sobre artistas argentinos de origen humilde, obrero o popular, que hayan tenido una infancia o una adolescencia muy trabajada y que, a pesar de todas las vicisitudes, angustias y dolores sufridos en su vida, han logrado darnos un mensaje de amor, solidaridad y arte cumplidos. Ya he hecho la vida de Spilimbergo, la de Antonio Alejandro Gil, que tuvo la terrible y trágica humorada de abandonarnos para siempre, y la de José Fioravanti, hijo de inmigrantes italianos y uno de los más grandes escultores que tiene la Argentina. Bien, yo quería hacer la suya. Siempre recuerdo sus “Palabras a mi padre y a su digna herramienta” y muchas otras tantas hermosas cosas de El pan nuestro que ha tocado mi espíritu. Para esto tendría usted que enviarme datos muy precisos de su vida y si fuera posible algún hecho que haya tenido importancia en su infancia; sus muchos trabajos y otros datos de interés para pergeñar una pequeña biografía en la que se demuestre que pese a las adversidades y desencuentros, usted ha llegado a ser “el hermano luminoso” que ha visto Lugones en su nunca bien nombrado y siempre bienquerido Gracia plena. A los efectos de que usted interprete mi pedido le envío la nota de Spilimbergo, para que vea que es lo que quiero de usted. Además, ha de adjuntarme una buena fotografía suya para ilustrar la nota, si es que acepta que haga mi trabajo. Me gustaría también saber si recibió mi Mundo del acordeón enviado a Esperanza con mucha demora. Con urgencia espero su respuesta y desde ya le quedo sumamente agradecido. Un abrazo grandote, fuerte y solidario de su amigo.
José Portogalo
(*) José Portogalo: Seudónimo de José Ananía (1904-1973). Poeta, escritor y periodista nacido en Calabria (Italia); a los cuatro viene con su madre a la Argentina, donde décadas después nacerá a su seudónimo. Desempeñó diversos oficios antes de llegar al periodismo, que ejerció, entre otros diarios, en "Noticias Gráficas" y "Clarín". El tango, y caminar su ciudad -Buenos Aires- fueron dos de sus grandes pasiones. Citamos entre su producción poética: "Tumulto", "Destino del canto", "Mundo del acordeón", "Perduración de la fábula". (N del E)
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POETA |
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Yo fui niño una vez,
pero hace mucho.
Me dormía enroscado en la vereda.
Hay una voz que todavía escucho.
Hubo una mariposa. Era de seda.
Debió pisarme
alguna vez un hombre.
Debió mirarme una mujer dolida.
Yo no me acuerdo.
No tenía nombre.
Era, me acuerdo,
como liebre herida.
Enamorada de mi sangre sola
que se dormía al sol
en cualquier trigo,
la mariposa entraba en mi corola.
Yo no sé lo que ella hizo conmigo;
pero ella iba detrás de mi amapola,
ella y la voz que me llamaba amigo.
José Pedroni - 1961 |
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SITUACIÓN |
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Paloma, espiga y ancla,
a 31 grados y 25 minutos
de latitud Sur
-línea del río y la calandria-
y 60 grados y 56 minutos
de longitud,
está mi tierra: Esperanza.
Es un pequeño punto palpitante
hacia el norte del mapa;
boya del trigo verde
corazón de la pampa.
José Pedroni - 1956 |
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PLOMADA |
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Cuelga de un hilo de pescar la pesa
y es un pequeño mundo,
suspendido.
Un ángel invisible la sostiene.
Señala el centro de la tierra,
herido.
Sigue su vertical,
hombre constante,
y llegarás a Dios,
hombre afligido.
José Pedroni - 1963 |
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