HOMENAJE AL POETA ARGENTINO JOSE PEDRONI
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Carta a Pablo Rojas Paz

Carta a Pablo Rojas Paz
(1)
 


Esperanza, 11 de febrero de 1956
 
Señor Don Pablo Rojas Paz
Buenos Aires
 
 
Querido Pablo:
 
                        Recibí tu carta dirigida a los «Amigos de Esperanza», que ya puse en manos del presidente de nuestra Comisión, para que sea leída en la próxima reunión del miércoles 15 (si el Carnaval no se opone). Te informaré con todos sus pormenores, lo que allí se converse al respecto.
 
                        En cuanto a mí, me ha producido viva complacencia la noticia que nos das de tu posible novela sobre la Colonia. A medida que voy haciendo acopio de antecedentes desconocidos (u olvidados) del «hecho de Esperanza», crece mi interés sobre este extraordinario acontecimiento. La búsqueda que viene realizando mi hijo en los archivos del Congreso –merced a tu amable carta de presentación−, pone en descubierto cosas interesantísimas. El boletín Nº 2, ya en tus manos, transcribe toda la información de «El orden(2)». Tenemos en prensa el Nº 3, que recibirás en estos días, con datos no menos valiosos de «El Nacional» y «El Nacional Argentino(3)», reveladores de la empresa titánica cumplida por Castellanos(4) en Europa, cual fue la de conmover a pueblos y funcionarios, hasta ponerlos de parte de nuestro país. El apotegma alberdiano(5) tuvo en Castellanos el verdadero ejecutor, dentro y fuera de la Confederación. Destruir el bíblico prejuicio del «Bleibe daheim und nahre dich redlich» («Quédate en tu casa y aliméntate honradamente») no fue para el gran salteño tarea menos difícil que la de ganar la confianza de los «Encargados de negocios», prevenidos y reservados, de los países que le tocó recorrer en su función esclarecedora de nuevo profeta mayor. Fue el misionero de la colonización. En cada lugar por él visitado dejó un discípulo en la persona de un apoderado. Controvirtió con los clérigos, arengó al campesinado, conquistó a gobernantes y señores, de día y de noche, sin dar tregua a nadie. «Las tareas que para todo esto he tenido –dice a Juan María Gutierrez(6) en carta datada en París el 7 de junio de 1955− exceden a cuantas otras he practicado hasta hoy día, pues hace mucho tiempo que ni el reposo del sueño lo he podido conseguir». Notable es la «Circular» que Vanderest, su apoderado en Dunkerque, distribuye a millares por Francia, Suiza y Alemania. Es de una extensión que abarca alrededor de 30 páginas manuscritas. El escrito se cierra con la reproducción de 5 cartas de otras tantas personalidades rioplatenses en París, siendo la más interesante de dichas notas la que suscribe Balcarce(7), agente nuestro, y que está dirigida al Encargado de Negocios de la Confederación Suiza en París, Coronel Karman. La también otra valiosa carta del general Ángel Pacheco(8), dirigida al propio Castellanos, y una del General Mansilla(9), muy cortés. Como toda esta literatura exige mucho espacio, nuestro tercer informe de prensa recoge lo esencial; pero queda en mis manos el material a tu disposición, en el caso que tu anunciada visita se produzca.
 
                        Volviendo a tu novela, someto a tu consideración una idea mía, que el Pr. Guala −nuestro presidente− ha encontrado feliz: Tenemos que visitar al Interventor, en Santa Fe, en los próximos días. Pensamos, de paso, llegarnos a «El Litoral(10)» y hablar con el director Sr. Caputto, buen amigo nuestro, a cuya iniciativa se debe la creación de la Biblioteca de «El Litoral», editora de buenos libros, impresos con muy buen gusto en Castellví(11). Hablaremos con el Sr. Caputto sobre tu novela y le señalaremos de cuánto valor sería para la colección que la publicaran con su sello. «El Litoral» −lo digo por experiencia propia− paga mejor que ninguna otra editora del país. Si la sugerencia fuera aceptada (creo que la aceptará con gusto, porque se beneficia, y eso anda buscando), podrías hacerte, de entrada, de algunos miles, contra entrega de los originales, y cobrar el resto después. Te ruego me des, por expreso, tu respuesta categórica. Y para orientarte, te diré que mis derechos –ya cobrados− sobre mi antología de «El Litoral» fueron de $ 8.000. Para Monsieur Jaquín, que entrará en prensa en marzo, he pedido más y han aceptado. Como el que tiene que poner precio a tu libro eres tú mismo, me darás las cifras, siempre, claro está, que mi idea te cayera bien.
 
                        En cuanto a tu viaje y permanencia en Esperanza –que me parece indispensable− no hay inconveniente. En mi casa, que es pobre, o en la del señor Hevia, que es rica, o en la de cualquier otro vecino, te podrás hospedar cómodamente. Ya veremos.
 
                        Nada digo de tu proyecto de dictar aquí una conferencia, pues estando yo metido en ella, me alcanzan las generales de la ley en punto a decisión. Por respeto, no creo que vengan a tomar dictamen de mí. Además, me está entrando un poco de vergüenza frente a las noticias que da la prensa del país de nuestra efeméride. Sea porque desconocen el suceso que se conmemora, o porque lo conocen de oídas, la verdad que todo lo rellenan con mi nombre. A algunos de los que han venido he tenido que rogarles que cesen de fotografiar al poeta y vayan al campo a fotografiar a los gringos, que son los que siembran y ordeñan. La gente va a terminar por creer que estoy haciendo la fiesta para mí. Tal les dije a los reporteros de «El hogar», a quienes, finalmente, pude llevar a la casa de Grenón a fotografiar las herramientas de los fundadores, las cartas de aquella época, los viejos libros de romances y de música para coro, el castaño secular, el primer paraíso, etc. La colonización es todo esto, y no yo.
 
                        Bueno, querido Pablo; te envío un gran abrazo con un recuerdo afectuoso para tu buena Sara. Elena, que está aquí a mi lado, me encarga de hacerles llegar a ambos su sonrisa.
 
                        Tuyo, 


José Pedroni
 

 
(1)       Pablo Rojas Paz: (1896 – 1956), escritor y poeta nacido en Tucumán (Argentina) cuya obra  describe la situación social de las poblaciones rurales. De entre su producción destacan: Arlequín; El patio de la noche; Hombres grises, montañas azules y Mármoles bajo la lluvia. (N del E)
(2)       El Orden: Periódico editado en Buenos vigente al momento de la fundación de Esperanza en 1856. (N del E)
(3)       El Nacional y El Nacional Argentino: Periódicos de la Confederación Argentina en tiempos de Justo José de Urquiza, vigentes al momento de la colonización de Esperanza y relatores de esta gesta. El primero, editado en Buenos Aires por Domingo Faustino Sarmiento a partir de 1855 y el segundo, editado en Paraná –Entre Ríos– apareció el 3 de octubre de 1852 con tirada en jueves y domingos. (N del E)
(4)       Castellanos Aarón: (Salta, Argentina, 8 de agosto de 1799, 1800, 1801 ó 1802 - Rosario, Santa Fe, Argentina 1 de abril de 1880) fue un colonizador y militar argentino que incentivó el poblamiento de la provincia de Santa Fe, teniendo como obra culmine la fundación de la colonia agrícola Esperanza, en 1856. Luchó por la independencia de su país en Los Infernales, bajo las órdenes de Martín Miguel de Güemes e inició la exploración del Río Bermejo, en 1824. (N del E)
(5)       Apotegma Alberdiano: Apotegma (sentencia o máxima) célebre de Juan Bautista Alberdi (1810-1884; jurista, economista, político, escritor y músico argentino, autor intelectual de la Constitución Argentina de 1853) “En América, Gobernar es poblar” (N del E)
(6)       Juan María Gutiérrez: (n. Buenos Aires; 6 de mayo de 1809 - m. Buenos Aires; 26 de febrero de 1878). Estadista, jurisconsulto, agrimensor, historiador, crítico y poeta argentino. (N del E)
(7)       Balcarce Mariano: (1807-1885) diplomático y médico argentino, quien se casó con Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada, hija del libertador de América, José de San Martín. (N del E)
(8)       Ángel Pacheco: (1793 -1869), militar argentino, educado como oficial de José de San Martín y uno de los principales comandantes de las tropas de la Confederación Argentina durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Fue posiblemente uno de los más brillantes generales de la historia argentina, y nunca perdió una batalla en que mandara en jefe. (N del E)
(9)       Mancilla Lucio Norberto: (1789 – 1871), Militar, político y diplomático argentino. De destacada actuación en el combate de la Vuelta de Obligado, en 1845, en defensa de ese paso, contra la escuadra anglofrancesa. Estuvo casado en segundas nupcias con Agustina Ortiz de Rozas, la hermana menor de don Juan Manuel de Rosas, y fue padre del general Lucio Victorio Mansilla. (N del E)
(10)    El Litoral: Periódico de la Ciudad de Santa Fe, capital de la provincia homónima, Argentina. (N del E)
(11)    Castellví: Talleres gráficos de la ciudad de Santa Fe. (N del E)



 
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POETA  
  Yo fui niño una vez,
pero hace mucho.
Me dormía enroscado en la vereda.
Hay una voz que todavía escucho.
Hubo una mariposa. Era de seda.

Debió pisarme
alguna vez un hombre.
Debió mirarme una mujer dolida.
Yo no me acuerdo.
No tenía nombre.
Era, me acuerdo,
como liebre herida.

Enamorada de mi sangre sola
que se dormía al sol
en cualquier trigo,
la mariposa entraba en mi corola.

Yo no sé lo que ella hizo conmigo;
pero ella iba detrás de mi amapola,
ella y la voz que me llamaba amigo.

José Pedroni - 1961
 
SITUACIÓN  
  Paloma, espiga y ancla,
a 31 grados y 25 minutos
de latitud Sur
-línea del río y la calandria-
y 60 grados y 56 minutos
de longitud,
está mi tierra: Esperanza.

Es un pequeño punto palpitante
hacia el norte del mapa;
boya del trigo verde
corazón de la pampa.

José Pedroni - 1956
 
PLOMADA  
  Cuelga de un hilo de pescar la pesa
y es un pequeño mundo,
suspendido.
Un ángel invisible la sostiene.
Señala el centro de la tierra,
herido.

Sigue su vertical,
hombre constante,
y llegarás a Dios,
hombre afligido.

José Pedroni - 1963
 
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