3ª Carta a Bartolomé Vercelli(1)
Esperanza, 16 de octubre de 1962
Querido Vercelli:
Aquí tengo su última carta del 12 del corriente y otras anteriores alrededor del mismo asunto: los originales de su bello libro Ruedo del pétalo. Si usted se sintiera un poco molesto por mi tardanza en responderle, quiero decirle que tiene toda la razón del mundo. Me allano, pues, a su protesta, pero no sin pedirle que no saque de mi silencio otras conclusiones que las propias del mismo: mi papelería desordenada, en razón del cambio transitorio de domicilio; el desacostumbrado fenómeno de mi casa invadida por toda suerte de gente, de adentro y de afuera; la compra de mi casa nueva con las corridas que ello supone (mañana firmo la escritura); las angustias del momento político del país y de lo que sucede en el mundo, en nuestro mundo latinoamericano; mi salud no del todo bien, etc. etc. En ningún momento piense que haya habido algún cambio en el juicio que le di de viva voz acerca de sus últimas poesías, que me parecen cada vez mejores. Ocurre en usted que de golpe descubre su voz auténtica, una voz que no tiene casi nada que ver con la anterior y que estuvo escondida dentro suyo durante mucho tiempo, hasta que aparece y sube y se expande, posesionándose de cuanto le rodea. Quiero decirle que esta novísima expresión estética suya ha sido para mí una sorpresa, agradabilísima por cierto, en cuanto la estuve esperando por días y días, seguro de que existía en usted. Nunca participé de la opinión de aquellos que tenían dudas acerca de su condición poética. Lo que ocurre es que el hecho germinativo es de lo más curioso, y a veces reclama toda una vida para producirse. Tal su caso de ascensión, que se presenta dueña de sí misma, libre de ligaduras y sin caídas.
Y es en razón de la pareja calidad que encuentro en esto últimos poemas suyos, que no he podido hacer de los mismos la selección que usted me pedía, con vistas a reunirlos en un libro. Los he leído dos o tres veces; pero, puesto en la tarea de ordenarlos, finalmente no he sabido decidirme. Es que los poemas, pienso ahora, son hijos suyos, y nadie más autorizado que usted para conocerlos y elegirlos. No se deje aconsejar. Componga usted mismo el ramo.
Lo único que me permito indicarle es que al hacer la selección vaya respetando la unidad temática y la particularidad expresiva, a objeto de conservar –como decía Lugones− la redondez de la perla. Cada trigo en su granero. Agrupe los poemas de amor en un capítulo (Dulce desconocida, Elegía de Otoño, Ven, amor, ¿Quién te retiene?, Tu sonrisa; Nadie como tú, etc.), los de intención social en otro, etc. Tengo otra indicación que hacerle, que responde, naturalmente, a una costumbre personalísima, que usted puede o no tener en cuenta: Ayude al lector, puntuando bien sus poemas. La poesía no se desmerece con una coma más, cuando este signo es necesario a la claridad. Dígale a Osvaldo(2) que le dé una mano, en estas cuestiones ortográficas.
Si yo tuviera comodidad en casa le diría que cuando tenga hecha la selección, se dé una vuelta por aquí. Pero no tengo ninguna suerte de comodidades.
Sinceramente de usted, su amigo que le quiere bien y que desea verlo triunfar.
José Pedroni
(1) Bartolomé Vercelli: Poeta de Gálvez (Santa Fe), ciudad natal de José Pedroni (N del E)
(2) Osvaldo Messiez: Escritor y poeta Santafecino contemporáneo de José Pedroni. (N del E)