Canto al carnicero
El poeta de la torre salió un día a buscar la libertad
y la encontró en el carnicero;
el poeta de la torre,
que había perdido el sueño.
Qué cosa más linda
la del poeta torrero:
pensar que la libertad
era de carne y hueso.
Tardó mucho en hallarla. En el zapato
se le hizo un agujero.
Le entró el agua, la tierra. . .
Pero estaba contento.
Todos hablaban de la libertad.
Tenía monumentos.
Su nombre, en papelitos,
caía del cielo;
pasaba en vagones de ferrocarril,
se encendía en letreros.
Qué dulce era buscarla.
Le escribió algunos versos.
Jamás la había visto,
pero tampoco el carnicero.
La sentía mujer,
alta, de pelo suelto.
Estaba deslumbrado.
No conocía el día entero.
Era el poeta de la torre.
Había vivido en los cimientos.
La buscó en los desfiles,
en las procesiones, en los cortejos.
Esperaba reconocerla entre las columnas
en la academia, quizá en el aeropuerto.
Nunca en las vertientes de las estaciones
con la gente corriendo,
ni en el frigorífico
con su sangre en el suelo,
ni en la fábrica
donde hay hombres sin dedos.
Había vivido bajo tierra.
No conocía el día entero.
Fue el albañil quien le dijo
que se diera una vuelta por el bosque obrero;
que tal vez la libertad estaba del otro lado,
donde madruga el fuego.
“Yo encontré allí la alegría.
Estaba barriendo”.
¿Y tú quién eres? _le preguntó al poeta_.
_¿Yo? El dueño de todo esto_,
Y el albañil dejó caer su plomada,
abrió las alas de su metro,
hizo jugar su nivel
que tenía una lágrima adentro.
Empezó a salir la luna en los ojos
del poeta sin sueño.
Volaban mariposas
alrededor de su cabello.
Aquella noche el poeta no salió.
Se quedó en la puerta a conocer el pueblo.
Sobre la madrugada
pasó el tren frutero.
Al relumbrante maquinista
se le quemaba el pelo.
Detrás del maquinista
llegó el camionero.
Traía la culebra del camino
arrollada a su cuerpo.
Se la quitaba a manotazos.
Escupía tierra y reniegos.
En la torre del reloj
vive San Eloy, platero. (1)
San Eloy dio las seis de la mañana.
Salió corriendo el maestro.
Había luz en la panadería.
_Buen día, panadero_.
El pan estaba por nacer.
_Buen día al pan naciendo_.
Sobre el puente corría con su grito
el cervatillo de Florencio. (2)
_Buen día, canillita;
buen día, marinero_.
Por la bruma volvía el pescador.
_Buen día, San Pedro_.
Saludó a Santa Claus enmascarado.
_Buen día, carbonero_.
Se paró a conversar con la vigilia.
_Buen día, sereno.
Buen día a todo el mundo_.
_Buen día, maestro_.
Por ninguna parte se veía
la mujer del pelo suelto.
Las mujeres barrían las veredas.
Hablaban entre sí de los precios.
Alguna sacaba su canario
al sol amarillento;
otra,
regaba su helecho. . .
De repente en la esquina,
de mármol o de hielo,
desembocó con carro y grito
un ángel, un guerrero.
Traía a rienda firme
dos caballos homéricos. (3)
Podía ser Aquiles (4)
arrastrando por la arena a Héctor. (5)
Un cuchillo en la mano;
en la oreja un clavel de fuego;
el mapa de la tierra ensangrentada
en el mandil sujeto al cuello.
“¡Eh, de la gente!
¡Carnicero!”
El grito daba saltos mortales
por patios y techos.
Era el grito alegre
del hombre nuevo.
“¿Así que usted había sido la libertad?”
Se reía el carnicero.
Se reía con toda la boca
el dios obrero.
Metió brazo y cabeza
en su cajón de cedro.
Como un niño
se reía allá adentro.
Sacó un trozo de carne, el corazón
del buey sagrado, creo.
Lo paseó como una brasa
por el aire de hielo.
Lo pesó en la balanza de la justicia.
Se lo dio al poeta de los ojos nuevos.
Ya no se reía.
Se había puesto serio.
Le dijo: _Sí, hermano, soy yo.
Al fin te veo.
- San Eloy: (588, v. 660), Santo francés. Fue Obispo de Noyon, hábil orfebre y acuñador, cumplió la función de ministro de hacienda para Dagoberto I. (N del E)
- Cervatillo de Florencio: Figuradamente canillita del periodista, escritor y político Argentino Florencio Varela (1807 - 1848) de destacada actuación defendiendo los intereses unitarios contra Juan Manuel de Rosas, desde el exilio. (N del E)
- Homérico: De Homero (siglo VIII a C.) es el nombre dado al poeta y rapsoda griego antiguo al que tradicionalmente se le atribuye la autoría de las principales poesías épicas griega: la Ilíada y la Odisea. (N del E)
- Aquiles: En la mitología griega, fue un héroe de la Guerra de Troya y uno de los principales protagonistas y más grandes guerreros de la Ilíada de Homero. (N del E)
- Héctor: En la mitología griega, fue un príncipe troyano encargado, en la Guerra de Troya, de la defensa de la ciudad frente a las hostilidades de los aqueos, hasta su muerte a manos de Aquiles. (N del E)