Con aplomo de mármol te levantas
de la plaza cautivo.
La vejez te blanquea con el viento.
Como a un sabio te admiro.
A mis ojos que gustan de distancias
no eres un simple olivo.
Tienes un no sé qué de monumento
con tu prestigio antiguo.
En tu porte, por lustre de tu sangre,
todo es severo y digno.
Tu pensamiento se adivina lejos:
alrededor de Egipto.
¿No son tus hojas por un lado verdes,
verdes como el papiro,
y por el otro grises como el pelo
de los mansos asnillos?
Si te pudieras ir, no hay duda alguna
que ya te hubieras ido.
Lo siento en la columna de tu tronco
que es lisa como un libro.
Pero estás en mi plaza, y para siempre
tienes que ser mi amigo.
Te doy las gracias porque me acompañas.
Que eres un rey te digo.
(*) Olivo centenario plantado por colonizadores, que se encontraba en la plaza central de la ciudad de Esperanza (Provincia de Santa Fe - Rep. Argentina) en la esquina de calles 25 de Mayo y Manuel Belgrano. Una tormenta en la noche de Navidad de 2006 lo desarraigó, cayendo y muriendo.(N del E)